Acción en Madrid: A las 17.30 Manifestación Atocha-Jacinto Benavente-Sol
El Tratado Económico y Comercial entre la Unión Europea y Canadá, (CETA por sus siglas en inglés), y también conocido como el ”TTIP canadiense”, por sus similitudes con ese acuerdo, se encuentra en la fase final de su proceso de ratificación.
El CETA estuvo a punto de quedar bloqueado en el Consejo Europeo por la negativa del Parlamento de la región belga de Valonia a dar el visto bueno a su aprobación, pero finalmente las numerosas presiones internacionales forzaron a los belgas a aceptar el tratado.
El próximo 24 de enero el CETA será votado en la Comisión de Comercio Internacional (INTA) del Parlamento Europeo; la Campaña NO al TTIP, CETA, TiSA, así como muchas otras campañas europeas, convoca movilizaciones en todo el territorio el día 21 de enero para incidir sobre la votación del Tratado en febrero.
Íñigo, a sus nueve años no sabe de tribunales ni de leyes, pero es capaz de resumir en una frase una de las claves del TTIP: “en Europa para vender un alimento, hay que demostrar que no es malo para la salud, en Estados Unidos se puede vender hasta que no se demuestre que es malo“.
Es triste ver que lo que un niño de primaria entiende, no lo quieren entender quienes nos gobiernan. O lo entienden demasiado bien y no les importa. Cuando en la Comunidad Europea se sientan a negociar el acuerdo TTIP, el CETA o el TISA (*), están hablando de nuestra salud y nuestra alimentación, de nuestro bienestar, del agua como bien público, de servicios básicos como la educación, de derechos laborales, de justicia… y del futuro de la agricultura y la ganadería en Europa. Y se sientan a negociar en secreto, dando audiencia a los lobbies y no a la sociedad civil.