Desde Surco A Surco han lazando una captación solidaria de fondos (Crowdfunding le dicen las modernidades) para financiar la compra de unas tierras en la Iglesuela. Servirán no solo para dar continuidad a su proyecto agroecológico sino también para garantizar que el uso de las mismas es respetuoso y responsable ambiental y económicamente.
El acceso a la tierra está integrado hasta la médula en las reivindicaciones campesinas y en cualquier movimiento que busque un modelo agroalimentario basado en la agroecología de las pequeñas explotaciones. Hay maneras diversas de buscar y lograr ese acceso a la tierra. Tenemos el ejemplo de “Somonte, los puños en la tierra” ocupando terrenos públicos que se iban a privatizar; están los bancos de tierra, que se van multiplicando por los territorios, unos con más éxito que otros; están también los acuerdos y cesiones de tierras en desuso, a 15 años a través deiniciativas de gestión conjunta(IGC). Hay más…
Pues bien, las gentes de Surco a Surco plantean una compra colectiva de tierras, bajo el lema COLECTIVIZAR PARA CUIDAR. ¡Creemos que merece la pena apoyar!
Explican muy bien sus motivos para embarcarse en la compra colectiva de tierras. Recogemos aquí sus palabras:
“Estamos convencidas de que la tierra es imprescindible para el desarrollo de proyectos agroecológicos en el medio rural”.
“Porque así la liberamos de intereses privados y nos aseguramos de que vaya a estar cuidada, garantizando un manejo agroecológico y colectivo de la misma”.
“Para materializar regímenes de propiedad responsable y colectiva como alternativa de gestión comunitaria de los recursos naturales”.
“Para afrontar la continuidad de nuestro proyecto, que funciona desde 2002”
Es esta una llamada para las personas a las que les preocupa “la gestión de los recursos naturales basada en la participación abierta y consensuada de todas las partes interesadas; que existan proyectos autogestionados que promueven modelos de producción y consumo alternativos; y la defensa de la biodiversidad y el uso racional de los recursos naturales”.
Pocas veces es tan fácil apoyar un proyecto transformador. Puedes hacer tu aportación HASTA MAYO a través de :
Transferencia bancaria: ES36 1491 0001 2721 8353 5026 , concepto “Compra de tierra”. BIZUM al 635 736 573 o 687 398 928 o 651 77 03 22 , concepto “Compra de tierra”. ¡Cualquier aportación es bienvenida!
Hay muchas maneras de apoyar la agroecología. Una, muy práctica y directa es participar en jornadas de trabajo colectivo en finca. Son jornadas puntuales, pero que ayudan a sacar adelante tareas que consumen tiempo. Permiten a los proyectos mejorar su viabilidad y además nos ayudan a entender mejor qué significa la agroecología. ¡Y pisar la tierra, mancharse las manos, siempre es una experiencia!
Cooperar em la agroecología posible
Cuando hablamos de agroecología parece que todo son ventajas:
Contribuye a la biodiversidad, y permite el control de plagas, enfermedades y malas hierbas sin tener que recurrir a agroquímicos
favorece la estructura, la fertilidad del suelo y la presencia de microorganismos beneficiosos para los cultivos,
Contribuye a la conservación del agua y a su calidad
Nos libra, tanto a productores/as como a consumidores/as de exponernos a pesticidas y otros productos químicos.
Todo eso, no se consigue solo. La agroecología aplica principios de diseño ecológico a la finca, para permitir que se asemeje más a un ecosistema “autónomo” y que se generen sinergias con los espacios naturales circundantes. Pero eso no sustituye la labor humana.
Por ejemplo, llevar una huerta es un trabajo con dedicación intensiva que no puede “competir” en el mercado. Sobre todo si hortelanos y hortelanas tienen una fuerte conciencia social y quieren que sus verduras estén al alcance de toda la población (o casi). Por eso hemos pergeñado un plan para apoyar a los proyectos agroecológicos de manera directa y eficaz: Lanzamos las LABRADAS COLECTIVAS.
Manos en la tierra
Iremos organizando jornadas para hacer trabajos puntuales en las fincas, que permitan mejorar la viabilidad de los pequeños proyectos que nos dan de comer con alimentos sostenibles, de temporada y de cercanía.
Ver y participar en las labores hortelanas es mucho mejor que leer las bondades de la agroecología en redes y publicaciones. Nada como una jornada de trabajo para enterarse de qué va la agroecología, conocer los proyectos, ser parte de la transformación radical que buscamos.
Después de rellenarlo, te llegarán las convocatorias de labrada para que puedas apuntarte a las que te vengan bien. Desde Madrid Agroecológico nos ocupamos de organizar las jornadas de apoyo, en coordinación con las fincas.
Todo apunta que la ayuda alimentaria se va a canalizar principalmente a través de tarjetas. El 22 de octubre Carta contra el Hambre, el Observatorio para el Derecho a la Alimentación y la Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid nos convocaron a un taller de propuestas desde la sociedad civil. Nos planteamos cómo conjugar tarjetas para superar la estigmatización de las “colas del hambre” con la conexión a sistemas alimentarios alternativos basados en condiciones de producción dignas y sostenibles, soñando con tarjetas para una alimentación agroecológica.
Desde septiembre de 2021, cinco productorxs madrileñxs, junto con otrxs de Ainsa-Sobrarbe, Palma de Mallorca, València y Valladolid participan en el proyecto RURBACT-Ae: vínculos RURal-URBanos para fortalecer la ACción política multi-nivel y multi-acTor para el salto de escala de la agroecología.
El proyecto lo impulsa la Red de Municipios por la Agroecología, y está cofinanciado por la European Climate Foundation. Tiene como objetivo general establecer vínculos entre territorios rurales y urbanos de cara a fortalecer proyectos piloto de participación del sector productor en la coproducción de políticas alimentarias tanto en la escala municipal como regional y estatal.
Después de una sesión de autoformación y varias reuniones de trabajo, nos marcamos como objetivo montar un proyecto de elaboración de conservas, para el autoconsumo de las despensas. Permitirá aprovechar los excedentes del verano. Concebido a escala muy local, en distintos barrios madrileños, en Latina, Puente de Vallecas, Tetuán y Usera , vemos este proyecto como oportunidad de experimentar un proyecto de soberanía alimentaria y salir del modelo asistencial de ayuda alimentaria.
Huerto urbano de la RSP Latina Carabanchel
Abrimos un ciclo de formación en mayo
Nuestro primer paso es abrir un ciclo de formación, de tres módulos con las despensas solidarias, con el objetivo de aprender lo necesario para embotar y mejorar su nutrición.
En Madrid Agroecológico nos sentimos muy identifciadas con el diagnóstico que hacía PAUSA: ” la ausencia de un canal claro de acceso a información sobre investigaciones y estudios en estos temas, es una de las causas que conducen a la sucesiva repetición de investigaciones, que duplican esfuerzos y no aprovechan adecuadamente energías ni tiempos dedicados a la investigación”. Aquí llegan peticiones de información y entrevistas para estudios que se repiten una y otra vez.
Por otro lado, vivimos en el mundo del Big Data, cada vez hay más datos de casi todo… pero sigue faltando información básica. Con los datos se repite lo que sucede en otras esferas, conviven sobreabundancia con las carencias más básicas. A pesar de todas las estadísticas y bases, no sabemos cuántos proyectos agroecológicos realmente hay en la bioregión de Madrid, ni cuánto de lo que comemos se ha producido en proximidad… por citar solo dos ejemplos.
Desde Madrid Agroecológico estamos explorando posibilidades de conectar las despensas solidarias con proyectos agroecológicos. Creemos que la respuesta a la emergencia alimentaria y la “ayuda” alimentaria no debería basarse en aportar alimentos que se compran en las grandes superficies, que son parte del mismo modelo productivo y de consumo que genera exclusión.
Buscando experiencias emancipadoras de las que aprender, el lunes 23 disfrutamos una sesión de autoformación con compañeras de Alterbanc, la Yumba Cooperativa y la Villana de Vallekas. Nos dieron algunas claves sobre las que seguir trabajando:
En mayo abrimos un proceso para conectar agroecología y despensas solidarias. Sabemos que la transición agroecológica pasa entre otras cosas, por transformar los modelos de protección y “que contribuyan a la soberanía alimentaria en lugar de reforzar el sistema alimentario global que agudiza la desigualdad y las dependencias. Ahora nos regalamos una jornada de autoformación abierta, para conocer cómo están funcionando varias iniciativas solidarias frente a la emergencia alimentaria y tener más herramientas para replicarlas con colectivos locales por los territorios.
Será el LUNES 23 de NOVIEMBRE, de 17 a 19 horas, por videoconferencia. Abierta a todas las personas interesadas, previa inscripción en: https://forms.gle/D6kSuANCAyD8GAir8
Alterbanc, Barcelona
Alterbanc es un nuevo modelo de Banco de Alimentos, que nace a raíz de la COVID-19 y constituye una alianza entre las redes de apoyo vecinal y el campesinado agroecológico. Con el sopoerte de Ecocentral, se creó una red entre habitantes de los barrios Congrés-Indians y Nou Barris, en Barcelona, y pueblos de Catalunya para entregar canastas con productos orgánicos a familias afectadas por la crisis económica causada por la pandemia. Uno de sus impulsores, Fernando «Topo» Saz, President d’Ecologistes en Acció de Catalunya nos explicará en detalle el funcionamiento.
Si bien, al principio lxs consumidorxs empezaron a hacer grandes compras en los supermercados, dejando de lado las tiendas y colapsando estos primeros, a medida que han ido pasando las semanas una parte importante han vuelto a sus tiendas de barrio referencia o las han descubierto, incluso.
Todos los años en Madrid Agroelcológico, junto con las entidades madrileñas que impulsan la soberanía alimentaria, dedicamos nuestros esfuerzos a la organización de la Semana de Lucha Campesina en Madrid, haciéndonos eco de las reivindicaciones internacionales, coincidentes con el 17 de abril, Día Internacional de la Lucha Campesina, en recuerdo de la Masacre de Eldorado do Carajás, en Brasil, en 1996, cuando tropas de la policía militar del estado de Pará asesinaron a 19 campesinas y campesinos que luchaban por el acceso a la tierra y a la justicia.
Este año no vamos a poder sacar el reparto de verduras agroecológicas a la calle, reflexionar juntas en encuentros, proyecciones, actuaciones, talleres… como hemos venido haciendo en los últimos 4 años. Estamos todas confinadas en casa, apoyándonos colectivamente para superar la grave crisis sanitaria generada por el Covid19, pero no nos vamos a quedar calladas. Seguimos actuando donde podamos: en las redes, defendiendo los derechos de los más desfavorecidos; participando en las redes de apoyo mutuo surgidas en nuestros barrios y, sobre todo, llevando a cabo con conciencia una de las pocas actividades que nos permite salir de casa: comprar alimentos apoyando a los pequeños proyectos productivos locales.
Para compartir material de difusión y reflexión sobre las luchas campesinas, lanzamos junto con el resto de colectivos la página web semanaluchacampesina, donde puedes darte de alta, publicar entradas sobre la temática y participar en el foro, para seguir haciendo lo que hemos estado haciendo de forma presencial en ediciones pasadas de la Semana de Lucha Campesina, y que esperamos volver a hacer pronto. El jueves 17 de abril vamos a participar en el webinar “¿Qué es la lucha campesina”, junto con Amigos de la Tierra. Vamos a hablar de la lucha campesina, pero poniendo el foco no solo en lo global sino en que podemos hacer en nuestro propio territorio.
Las campesinas se están dejando la piel en el campo
Las que no se quedan en casa, poniéndose en primera línea en la crisis sanitaria, son las campesinas y campesinos de todo el mundo, que nos proveen de alimentos y sustentan la vida en el campo y en cada rincón del planeta. Son consideradas ahora trabajadoras esenciales, cuando en nuestra sociedad son de los trabajos más infravalorados. A ellas va todo nuestro agradecimiento y aplauso y, ahora más que nunca, el apoyo de sus luchas y reivindicaciones a lo largo del planeta y en nuestros campos de cultivo.
Si hay una cosa que la crisis sanitaria ha dejado al descubierto es la precariedad y debilidades de la cadena global de suministros, en manos de un sistema agroalimentario globalizado insostenible que se basa en alimentos que recorren miles de kilómetros para llegar a nuestras mesas, distribuidos por multinacionales que dejan a quien cultiva la tierra en una situación alarmante de desprotección y vulnerabilidad.
Si esto es el panorama al que nos tenía acostumbrada la gran distribución en tiempos de pre-pandemia, ahora los nudos han llegado al peine, el rey está desnudo. Son muchas las noticias que nos llegan que revelan el sinsentido del sistema actual y las complicidad sin tapujos entre las grandes empresas y el poder político. Se diseña el estado de alerta eligiendo las soluciones más fáciles, que, casualmente, son a medida de los más poderosos, pero perjudican a las personas que tienen menos poder.
Un ejemplo de ello es la situación de la población inmigrante sin papeles dedicada a la recolección de las fresas en Huelva, que se han visto excluidos de las ayudas al sector, quedando en la sombra y revelando las condiciones de semiesclavitud a las que están sometidas estos trabajadores, como nos cuenta la abogada Pastora Filigrana en este artículo.
¿Cómo nos imaginamos la salida de esta crisis?
A la luz de la respuesta del sistema agroindustrial a la crisis sanitaria, estamos más convencidas que nunca que tenemos que apostar por el apoyo a las campesinas, la agroecología, por los pequeños proyectos productivos locales y por los canales cortos de comercialización. Sólo de esta forma conseguiremos reforzar el sistema inmunitario de la sociedad, redistribuir la riqueza, defender la vida y los intereses del campesinado, paliar los efectos negativos de la globalización en términos ambientales y sociales, generar una sociedad más resiliente y justa.