Nos hemos acostumbrado a usar palabras hermosas: justicia social, soberanía, autonomía… y está bien pararse un momento y pensar si nos están sirviendo para comunicar o para confundir. El lenguaje es, cómo no, una herramienta maravillosa para esta reflexión colectiva desde la agroecología en la que estamos embarcadas. Pero ¿nos entienden cuando hablamos? y nosotras, ¿queremos decir lo mismo cuando usamos las mismas palabras?
Nunca lo sabremos con certeza, pero quedan aquí algunas explicaciones de términos que habitualmente manejamos; tienen más de material para debate y reflexión que de definiciones categóricas. Es una primera entrega, habrá más, y esperamos que se vayan enriqueciendo con vuestros comentarios y aportaciones.
Agricultura campesina
Podríamos remontarnos a la rusia de principios del XIX y los estudios de Chayanov, que entendía la agricultura campesina como un “modo de producción familiar no capitalista“; más cerquita tenemos a Naredo, que viene a decir lo mismo. Es la agricultura de campesinos y campesinas que conocen y respetan los ecosistemas en los que se insertan, aprovechando los recursos locales sin grandes aportes externos. En la actualidad sigue siendo la agricultura que garantiza la subsistencia de la mayoría de las comunidades rurales del planeta. Es también un “movimiento de lucha contra el productivismo y las políticas agrarias” promovido por La Vía Campesina y la Conferedación campesina.
Agricultura ecológica
Lo que dice el Ministerio: La agricultura ecológica se puede definir de manera sencilla como un compendio de técnicas agrarias que excluye normalmente el uso, en la agricultura y ganadería, de productos químicos de síntesis como fertilizantes, plaguicidas, antibióticos, etc., con el objetivo de preservar el medio ambiente, mantener o aumentar la fertilidad del suelo y proporcionar alimentos con todas sus propiedades naturales. La agricultura ecológica se encuentra regulada legalmente.
Agroecología
La agroecología consiste en la aplicación de conceptos y principios ecológicos para el diseño y manejo de agroecosistemas de manera que aumente su sustentabilidad ecológica, social y económica. La agroecología reduce drásticamente la utilización de insumos adquiridos externamente y reclama el derecho de los pueblos y las comunidades a conservar sus propias relaciones espirituales y materiales con sus tierras, a desarrollar, controlar y reconstruir sus estructuras sociales consuetudinarias y a administrar sus tierras y territorios. Como se dice en la Declaración del Foro Internacional sobre Agroecología, esta es un elemento clave en la construcción de la Soberanía Alimentaria y en la resistencia a un sistema económico que antepone la ganancia a la vida.
Certificación Social Participativa, CSP
O Sistemas Participativos de Garantía, SPG. La RAL nos regala esta definición: un sistema de mutuo acuerdo y de confianza establecido entre el/la productor/a y sus consumidor@s para “certificar” que los productos son ecológicos, dentro de unos parámetros establecidos de mutuo acuerdo entre las 2 partes. En estos parámetros normalmente se tienen en cuenta otros factores además de lo ecológico, como las condiciones laborales y de los animales si los hubiera, la implicación social del proyecto (desarrollo rural, integración, mujer, educación…), etc.
Es por tanto una certificación por segunda parte (estamentos no oficiales) llevada a cabo por personas voluntarias (productoras y consumidoras) involucradas en la iniciativa de agricultura de responsabilidad compartida.
Justicia social
Término de profundo calado, imposible de sintetizar aquí. Nos limitamos a apuntar tres componentes/acepciones básicas: la justicia social de Rawls y Sen que habla de una equitativa distribución de bienes, de recursos materiales y culturales y de capacidades; la justicia social desde el reconocimiento y el respeto cultural de todas y cada una de las personas; y la justicia social como la posibilidad de participación activa de las personas en las decisiones que les afectan.
Movimiento social
Citamos aquí a Francisco M. Paloma. No lo conocemos, pero explica muy bien que “los movimientos sociales son expresiones colectivas de una voluntad consciente de intervenir en el proceso de cambio social. Voluntad ésta expresada por colectivos e individuos situados en una posición subalterna respecto al poder hegemónico –económico, político y/o cultural–, cuyo espacio de actuación preferido –pero no exclusivo– como lugar de socialización y de representación es la calle; esto es, el ámbito extrainstitucional”.
Soberanía alimentaria
Gracias a La Vía Campesina tenemos declaración “oficial”, consensuada en Nyéléni, Selingué, Mali 2007 : La soberanía alimentaria es el derecho de los pueblos a alimentos nutritivos y culturalmente adecuados, accesibles, producidos de forma sostenible y ecológica, y su derecho a decidir su propio sistema alimentario y productivo. Esto pone a quienes producen, distribuyen y consumen alimentos en el corazón de los sistemas y políticas alimentarias, por encima de las exigencias de los mercados y de las empresas. Nos ofrece una estrategia para resistir y desmantelar el comercio libre y corporativo y el régimen alimentario actual, y para encauzar los sistemas alimentarios, agrícolas, pastoriles y de pesca para que pasen a estar gestionados por los productores y productoras locales, es decir relocalizando el control en el nivel local.
Sueños de Contrainformación
Esta no es una definición, sino la explicación de esta entrada, atípica para un blog moderno. Se la dedicamos a ese pequeño grupo documentalista que, allá en los 90, intentamos ordenar ideas y homogeneizar términos desde el tamiz de un tesauro, para armar una “potente” base de datos relacional, que fuera herramienta de contrainformación. Con la perspectiva de los años la palabra homogeneizar suena horrible y el objetivo que nos fijamos se antoja irreal, pero al menos de aquello nos queda el gusto por entender qué encierran las palabras que tan alegremente utilizamos en nuestro dialogar y en nuestro construir discurso.